domingo, 4 de diciembre de 2011

Inspírate.

                                         ÓN.
La INS PI RA CI 

Las ideas nunca vienen claras y diáfanas en el momento preciso. Con frecuencia revolotean sin orden ni concierto en el ambiente hasta que un azar cualquiera, una pregunta, una sospecha, una sugerencia en la página de un periódico o el tono de una voz desconocida las atrae y las precipita unas contra otras produciendo, al chocar entre ellas, un instante de luz. No hay un espacio-tiempo concreto, sólo unos relámpagos que te llegan e iluminan un instante de tu vida.


       Cual aridez del desierto roza y vibra cada centímetro de tu cuerpo, empujando a tu alma a bailar sobre una cuerda floja. Cada uno de los destellos flota en sintonía hasta que cierras los ojos, tu pulso disminuye y se precipitan dulcemente hacia un vacío de incertidumbre.       
Se cierra el telón, la obra se acaba, los instrumentos 
                                                                             rebajan su volumen, los personajes se desvanecen y sólo puedes llegar a sentirte como un mimo temblando en su propio camerino.         



Te necesitas. Sientes que la necesitas. Necesitas vivir al límite, culminar tu inspiración, llenarte de ideas y al mismo tiempo, vaciar tu alma para llegar hasta la cumbre. Para ello te enamorarás del riesgo y de sus destellos, alcanzarás de nuevo la cuerda floja, hallarás el método mágico y a la par factible, y sólo así lograrás poder subirte en ella y realizar el salto mortal del acróbata.          



¡Cierto que buscarás esa sensación que te acaricie como la lluvia fina! 
¡Cierto que la inspiración no te encontrará trabajando! 
¿Pero sabes qué? 
                                        Te aconsejo que nades entre tus propias ideas. Puedes encontrarla en cualquier momento. Ese manantial que desprende seducción y al mismo tiempo, sabiduría, puede estar en cualquier sitio. Si abres el campo de visión tanto de tus ojos como de tu mente, verás que nunca se secarán tus afluentes, siempre estarán repletos de “todo” y de “nada”. Y si hace falta, levántate, agarra tu imaginación con fuerza y ternura, camina. Sí, camina. Camina sobre el agua, sobre tus ideas, baila sobre aquello que ya ha sido descubierto y camina de puntillas sobre lo que queda por plasmar. Busca agua en cualquier planeta y sé prudente. Cualquiera puede subir una cuesta y cualquiera puede resbalar.



                 
   ¡Te elevas!
¿Te elevas?                                   Se abre el telón y la obra empieza de nuevo. Pero no es la misma. Es diferente. Desde esta perspectiva el agua no te toca, ya que es parte de ti. Navegas por las ideas que aparecen a tu alrededor hasta que tus pies vuelven a pisar la cuerda floja. Esta vez el vértigo no te da miedo, es una sensación más porque estás creando en las nubes de la creatividad. La propia intensidad de las luces que te acompaña, te ilumina y no te deja ver lo que hay debajo de las extremidades. Sólo puedes sentir que vuelas. Y todo gracias al haber conocido parte del idioma de los dioses. Aquel arte que sólo te hiere, lo llegas a amar y te obliga a crear justo en el instante que te fusionas con sus pentagramas.



 Necesitas crear para expresar lo que no puedes con los vocablos. Necesitas romper cualquier norma y transgredir para que tus ideas sean libres y llegues, gracias a la seducción, a todos los corazones que te escuchen. De esta forma, lograrás ser un artista, o como dicen algunos, pasarás de ser un figurante a un figura.        
El amor que sientes por tu creación te llevará a iluminar a otros y a otras. Quizás los celos y la envidia te acompañen al ver que cualquiera puede oscurecer tu idea. Nadie será mejor que tú, ni peor. Escucha, interactúa, aprende de tu propio aprendiz, pon tus límites, rompe con la rutina sin que te asfixie lo conocido, recarga tu alma y si quieres ser diferente a los demás, no lo seas y sé tú mismo.


 Tú ya eres diferente.